Por Rodolfo Gordillo T.

Hace pocos días un amigo corredor nos decía, refiriéndose a la situación actual del mercado, que en los tiempos en que el principio de buena fe era cabalmente respetado, la labor del Corredor de Seguros era más fácil y más creativa, pero que ahora, cuando no abundan precisamente los técnicos en seguros, no hay en la contratación interlocutores válidos y, peor aún, en cada siniestro se abre una etapa de suspenso que, en no pocos casos, termina con un rechazo por tal o cual razón,  sin  sustento válido.

A raíz de este comentario, hemos venido reflexionando sobre el tema y nos hemos preguntado sobre la grave responsabilidad del intermediario en una situación como la actual.

En ese orden de ideas, queremos destacar primero cuáles son las principales funciones del Corredor de Seguros: intermediar en la contratación de seguros; informar a la empresa de seguros, en representación del asegurado, sobre las condiciones del riesgo; informar al asegurado o contratante del seguro, en forma detallada y exacta, sobre las cláusulas del contrato; comprobar que la póliza contenga las estipulaciones y condiciones según las cuales se cubre el riesgo; comunicar a la empresa de seguros cualquier modificación del riesgo que demande a su vez variar el monto de la cobertura; y la de asistir al asegurado, con la debida diligencia y prontitud, en caso de siniestro, gestionando el reclamo correspondiente ante la empresa de seguros y haciendo un seguimiento del mismo hasta su conclusión.

Hecho lo cual, nos preguntamos, de un lado, si efectivamente las condiciones están dadas para tal cumplimiento, y, del otro, si en caso contrario, perjudicado que fuese el interés del asegurado, podría o no activarse la cobertura de la póliza de RC Profesional del corredor que protege al asegurado por los errores u omisiones de aquél.

El tema naturalmente es complejo y resulta imposible abordarlo completo en estas breves líneas. Sin embargo, enfatizaremos algunos aspectos que estimamos más importantes.

En abstracto, un asegurador, que podría ser el mismo que da la cobertura primaria o uno distinto, que otorga la cobertura RC Profesional del corredor, podría estar respondiendo por los errores u omisiones de este, si por su actuación el interés del asegurado se viese lesionado; distinto sería el caso, si el perjuicio o daño al asegurado no se produce por el error u omisión del corredor, sino por la propia actuación del asegurador que, pese a la diligente actuación del corredor, no cumple con honrar debidamente la cobertura primaria dada al asegurado.

Como es obvio, siempre dependerá de las características del caso específico, siendo inconveniente efectuar generalizaciones; no obstante, somos de la forma de pensar que en las circunstancias actuales resulta particularmente importante que los Corredores de Seguros, de un lado, apoyen a sus clientes en los reclamos a ser planteados ante los propios aseguradores o antes las entidades llamadas a solucionar el conflicto, sea la Defensoría, el INDECOPI, la PAU de la SBS o la vía arbitral o judicial correspondiente; y, de otro lado, mantengan su póliza de RC Profesional totalmente en orden y con las coberturas y montos necesarios, para responder a las contingencias que pudieran presentarse.

Lo anterior es tanto más importante, ahora que, conforme hemos expuesto en anterior artículo, el mercado se encuentran en una transición y muchos de sus calificados recursos humanos están adquiriendo recién conocimiento y experiencia en materia aseguradora propiamente dicha, lo que supone un intervalo de aprendizaje.

De otro lado, también el desarrollo de canales alternativos de distribución – donde el esfuerzo es principalmente de venta y no de servicio, en la venta o en el siniestro, como ya hemos destacado en anterior oportunidad – acarrea hacia el asegurado potencial fuente de problema, por lo que el panorama general desde esa perspectiva no es especialmente alentador.

Por todo ello, siendo la razón de ser del Corredor de Seguros servir y proteger el interés del asegurado, resulta particularmente importante calificarse para que la intermediación se realice fundamentalmente sobre bases y razones técnicas, aportando criterio, conocimiento y experiencia asegurativa ahí donde pudiera hacer falta.

En ese constexto, somos de lo que pensamos que el rol del Corredor de Seguros hoy es especialmente relevante y delicado, por lo que hace bien APECOSE presentando al mercado su nueva propuesta de capacitación, con el relanzamiento de su ‘Curso General de Seguros’, en la idea de responder a las necesidades crecientes del mercado en esta materia.




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