Por: Roberto Castro Lizarbe
23 de Diciembre de 2009

El cambio en el Ministerio de Economía y Finanzas se hizo tan rápido que en el mismo momento en que Semanaeconomica.com llamó a dos altas fuentes para confirmar el rumor que había llegado hacia el final de la mañana del martes a esta redacción respecto de la salida de Luis Carranza y el ingreso de Mercedes Aráoz, el presidente Alan García estaba comenzando a prestar declaraciones a la televisión sobre el tema.   Pero aunque estas épocas sean típicas de cambios ministeriales, cuesta creer que todo haya sido tan intempestivo como parece. Las teorías no han faltado: Carlos Basombrío enumera cuatro (y una quinta que combina las anteriores) en Contrapeso Político, y en los medios -anoche y esta mañana- ha habido cierto consenso en que tuvo mucho que ver la promulgación de la Ley de Promoción para el Desarrollo de las Actividades Productivas en Zonas Altoandinas, que exonera de aranceles e impuestos a las pymes ubicadas por encima de los 2,500 m.n.s.m y a las industrias por encima de los 3,200 m.s.n.m, con excepción de las mineras y de las empresas de capitales de departamentos. Se dice que esta norma habría sido promulgada "pasando por encima" de la opinión de Carranza, quien tendría de ella el mismo concepto que cualquier economista enterado podría manejar respecto de un mecanismo que, ya se sabe, no ha funcionado en otras zonas del país, como la selva, por ejemplo.   Pero al margen de la anécdota que fue, como que otra vez Carranza se fuera del MEF apenas obtenido un grado de inversión (ayer Fitch Ratings, hoy Moodys) lo importante es la historia que será. Lo cierto es que los inusitados cinco minutos y pico que el presidente Alan García dedicó a retar positivamente a la ministra Aráoz previamente a su toma de juramento fueron, a despecho de la capacidad de improvisación dialéctica del Mandatario, una señal de que alguna vez, al menos, había pensado en la posibilidad de nombrarla. Y la puntualización en el "no a la farra fiscal" que hizo, otro indicio de que García i) lee muy atentamente los comentarios de lectores que se publican en las páginas web más leídas del país cuando aparece una noticia bomba o ii) sabe bien de qué pie cojea su gobierno, dado el trauma de los ochenta y a puertas de un año preelectoral.   En realidad, quien conoce el background de la ministra Aráoz en las aulas de la Universidad del Pacífico, sabe que al menos en términos ideológicos ella no sólo no comulga con un fisco gastador, sino que está totalmente parada del otro lado de la orilla. Por ello, suponer que su régimen será de manos abiertas podría, únicamente, pasar por el prejuicio perceptivo de que ella será más manipulable que Carranza por parte de la alta esfera del gobierno. A lo mejor el hecho de que 'El Duro' jamás haya sido visto bailando al ritmo del Grupo 5 con García pueda contribuir a que haya quienes piensen así. Pero como dice el refrán, el hábito no hace al monje, y en macroeconomía hay objetivos como aumentar la competitividad del país para llegar al puesto 25 del Doing Business en el 2012 (actualmente el Perú ocupa el lugar 56) que, con certeza, son el tipo de meta que alguien con el perfil de Aráoz puede acometer como reto especialmente personal.   Por ello, las preocupaciones inmediatas de la ministra y del gobierno en la materia deben pasar por confirmar que el discurso y los antecedentes valen más que los prejuicios. Y que en el Perú, aun con el APRA en el gobierno en un año preelectoral, se está lejos de volver a esos ochenta en que la economía era un tema determinante en la agenda política diaria, esa que se suele llamar comidilla. Porque si algo funcionó bien en los últimos 20 años, aun con el peor Fujimori, eso fue la distancia del MEF respecto del runrún. Y si eso lo tiene claro la primera ministra de la historia de la cartera, no hay por qué temer que alguien se encomiende, entre esta Navidad y julio del 2011, a la Virgen de las Mercedes, patrona de los reclusos.